13 de julio de 2010

Me he vuelto un marrano


Desde hace algunos meses, casi el año, he dejado de cuidarme tanto como solía hacerlo antes, lo cual ha repercutido en mi imagen corporal ante el espejo y ante los demás, y la imagen psicológica ante mí mismo. Debo de admitir que, a partir de hoy, oficialmente me declaro todo un marranito. La báscula me escupió 80 kilos en la cara, directo a los ojos, sin avisar, lo cual hasta me nubló la visión durante unos instantes, sin saber qué hacer o qué pensar, así de mala onda. De alimentarme sanamente, tomar bastante agua durante el día, evitar los refrescos y el alcohol, hacer ejercicio 6 veces a la semana por 2 horas mínimo, pasé a las grasosas hamburguesas y a los pastelitos de chocolate, a encerdarme con comida barata, y a la media hora de ejercicio tres veces a la semana, en dos patadas, y todo en nombre de la diversión y el libertinaje. Antes tenía en mente que era importante cuidar de mi imagen y de mi salud, pero ahora me dan ganas de suicidarme recordando lo cuarentón que era pensando cosas de esa magnitud. De cualquier manera, empezaré a cuidarme un poco más haciendo más ejercicio y más continuo tal y como lo hacía antes y me alimentaré de una mejor manera. Ya de pasada trataré de dormir mínimo unas 7 horas al día y de tomar mucha leche, porque dicen que si tomas mucha leche y duermes bien, creces alrededor de unos 5 centímetros más de lo que tu cuerpo habría de poder crecer, así que si crezco más, voy a aparentar ser más delgado. Claro que no puedo dejar la diversión a un lado, así que me propuse a guardar el equilibrio, como todo en la vida. Paciencia y esfuerzo, que Dios los bendiga porque ahí les voy.

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