16 de septiembre de 2010

Ya sabéis el modo de ser libres, a vosotros toca señalar el de ser felices


Montado en su magnífico caballo, Morelos iba en busca del padre Don Miguel Hidalgo y Costilla. Él quería ver con sus propios ojos a su antiguo director, y ahora, iniciador del movimiento de insurgencia. En cuanto se encontraron, ambos se estrecharon en un fuerte abrazo y platicaron por horas, comenzando así, un lazo muy estrecho que nos llevaría hacia la gracia y la liberación de nuestra patria. Un movimiento que por primera vez una conciencia de raza, de unidad, de pertenencia y autodeterminación, alumbraría el sentimiento de todos los mexicanos.


Fue ese 16 de septiembre de 1810, cuando Miguel Hidalgo, junto con un estandarte de Nuestra Señora de Guadalupe, lanzó el llamado grito de Dolores e inició la revuelta acompañado de Allende y un ejército formado por miles y miles de mexicanos.


Pero no fue sino hasta el 27 de septiembre de 1821 cuando acabó este movimiento, después de once años llenos de muertes, capturas, derrotas y persecuciones. Al fin, la nación que por trescientos años nunca tuvo voluntad propia, ni libre uso de la voz, salía de la opresión en la que había vivido. Ese día, la capital recibió alborozada a los triunfadores, entre el repicar de campanas, el sonar de clarines y tambores, restallar de cohetes y los gritos entusiastas de la multitud. Todos salieron a las calles a festejar el nacimiento de una patria.



Hoy estamos cumpliendo 200 años del comienzo de éste hecho tan memorable. Sin embargo, yo todavía me pregunto, ¿Qué vamos a festejar?


No podemos celebrar un acontecimiento que el día de hoy nosotros mismos, como mexicanos, no respetamos, pues habiendo personas que se roban nuestra libertad y destruyen a nuestra nación, nos seguimos quedando callados. Es triste ver cómo los mexicanos vemos con preocupación lo que en nuestro país ocurre, sin hacer nada, con cierta indiferencia al respecto. Ver cómo un campesino no tiene ni la más remota idea de qué fue lo que aconteció durante la guerra de la Independencia por no haber tenido acceso a la educación. Ver cómo nuestro gobierno se preocupa más por distraer la atención de nosotros, discutiendo si aprobar, o no, las relaciones maritales entre los homosexuales, mientras ignora afrontar cara a cara los problemas que están a la vista de todos y mientras más de la mitad de los mexicanos sufren de hambre y de pobreza.



De hecho, éste año nuestro gobierno invertirá 580 millones para festejar en grande el Bicentenario de nuestra "Independencia". 580 millones como si nuestro país estuviera en condiciones para darse esos lujos después de una enorme crisis económica. No estoy diciendo que la ocasión no amerite ese dinero, sin embargo, 580 millones podrían ser gastados en un sin fin de cosas como la divulgación de la ciencia y difusión de la cultura, entre otras que hacen falta en nuestro país, y no en fuegos artificiales ni en circos de una noche.


Cabe mencionar que también se festeja el Centenario de nuestra Revolución Mexicana. Revolución que en 1910 tenía como objetivo devolver las tierras a los pobres que las trabajan, lograr igualdad entre todos los mexicanos, terminar con los caciques de aquellos tiempos, en fin, tenía como objetivo derrocar a la esfera de poder que se apropiaba de México y garantizar así, el respeto y la igualdad de las personas ante la ley. Tristemente eso hasta hoy en día no se ha logrado, concentrando el poder del país en menos del 3% de la población. Me vuelvo a preguntar, ¿Qué vamos a festejar?



Estamos viviendo en un país con una cultura en decadencia, con una cultura bélica. En un país en el que se sigue derramando sangre y en el que la guerra contra problemas como el narcotráfico, parece haber sido perdida. En un país en el que se generan alrededor de 63.000 millones de dólares por tráfico de drogas, suficiente dinero para difundir lo único que a esas personas los mantiene en el poder, el miedo. La pregunta ahora es, ¿Seremos indiferentes ante el miedo?



Con orgullo, puedo ver que aún en medio del desastre, hay voces que claman, que México puede volver a nacer, voces que inspiran optimismo y que transmiten el tipo de actitud que México necesita tener.


Dejemos de ser indiferentes a los problemas que día a día crecen, que día a día amenazan a nuestra seguridad, a nuestra nación y a nuestras futuras generaciones. Dejemos de ser indiferentes ante un cáncer que consume desde adentro al México que se ha construido durante años con el esfuerzo de todos. Quitémonos de encima esa inmadurez e ineptitud de retratar a México como un país hostil. Hay que demostrarle al mundo que nuestros antepasados nos dejaron una nación, la cual, somos capaces de defender.


Aún somos mayoría los que sostenemos y construimos a diario nuestro México. Aún somos más los que estamos en contra, los que estamos ya hartos de todo esto pero aún estamos a tiempo y aún el problema tiene solución. Si fuimos capaces de vencer a la opresión en el pasado, lo podremos hacer de nuevo, porque el hambre y la injusticia engendran guerreros, porque somos un pueblo capaz de grandes hazañas y porque todos juntos podemos trabajar por un México mejor.


Porque es momento de quitarnos el miedo y de hacer que la voz de todos se escuche, y así, forjar ese México que tanto hemos anhelado.


Hemos de constatar que no sólo somos un pueblo formado de muchos años de lucha, esfuerzo y sacrificio, sino también de satisfacciones y contento. Hay que lograr sentirnos satisfechos y contentos esta vez.

Con todo esto, puedo concluir que hay de gritos a gritos. Los hay de alegría y los hay de tristeza; los hay de placer y los hay de dolor; los hay de fatiga y los hay de grandeza; pero siempre, siempre, viniendo del corazón. ¡Que viva el bicentenario y que viva México!


"Morir es nada cuando por la patria se muere"

22 de julio de 2010

Traspapelado


Se me olvidó cómo olvidarte

Se me olvidó cómo acordarme

De ese sentimiento

Que creía yo abundante

Pero me doy cuenta

De que sólo es un rocío

Sólo es una gota

Pero de un mar ya vacío

Y aunque es poco el elemento

Me seduce con luceros

Pero retuerce mis escombros

Porque no entiendo lo de adentro

Pero te veo y luego pienso

Que tú eres todo lo que quiero

Aunque no fue mucho el tiempo

Pero siempre yo te pienso

Y tu bien es lo que anhelo

Porque eso es mi deseo

Que tengas una vida como lienzo

Como uno nunca antes hecho

Trazando cada línea y cada encuentro

Como algo eternamente bello

Y cuando acábese el retrato

Te admiren todos con encanto

Y aunque mi corazón esté acabado

Por ti yo me mantengo en alto

Pues te espera un viaje largo

Y estarás fuera de mis brazos

Pero nunca de mi afecto

Porque amor yo experimento

Y eso... no rinde adeudo al tiempo


Gracias, por inspirarme todo eso

De corazón yo te lo digo

Y que el recuerdo sea testigo

13 de julio de 2010

Me he vuelto un adicto


Tengo que admitir que, aunque nunca tomo, y la verdad me da igual tomar o no, específicamente en las dos fechas en las que he tomado, y ni siquiera me he puesto al grado de borracho, pero sí demasiado feliz, lo que la gente ordinaria diría "happy", me la he pasado tan increíblemente bien y me he divertido en verdad tanto que no me la creo. Tomando en cuenta que en esas fechas han pasado cosas que han marcado mi vida (aunque suene exagerado, pero créanme que han sido, y creo que seguirán siendo fuente de inspiración para muchos de mis escritos, cómo este en particular) podría decir que, aunque siempre he pensado que no es necesario el alcohol, ni algún otro tipo de droga para la diversión, no está de más pensar en una cerveza y buen cigarro para pasarla bien, de hecho podría decir que esos eventos sucedidos me pusieron todavía más "happy" de lo que ya estaba. Conste que me maldigo pensando que durante mucho tiempo tuve una base muy sólida en cuanto a no tomar, como no hacerlo para no afectar mi cuerpo, mi mente o mis valores y principios. Pero cuando intento cambiar esa base por una que defienda mi posición, así como empecé a tomar, pienso, chingue su madre ¿Qué más da?. Las únicas cosas malas que me han dejado el tomar son ropa mojada, un suéter con un hoyo de cigarro, y mal aliento. En cambio las cosas buenas que me han dejado son noches inolvidables, un amor de película y una eterna diversión. No cabe duda que nada de eso tiene precio. Si el que está libre de pecado arroja la primera piedra, ya estuvo que me quedé con las manos llenas. Amén.

Por ti descubrí...


Por ti descubrí un nuevo sentir,

Una locura que se siente en mí.


Por ti descubrí que mi pensar

Se vuelve inútil al ver tu mirar.


Por ti descubrí que mi existir

Sólo perdura si tú estás ahí.


Por ti descubrí la perfección

Que tiene un poema al ser tú la razón.


Por ti descubrí que se puede amar

En todo momento y en todo lugar.


Por ti descubrí que mi amor

Le pertenece a tu corazón.


Por ti descubrí lo que hay en mí

Y tu latir me hace vivir.


Por ti descubrí la inspiración

Para escribir esta canción.


Por ti descubrí lo que me hace cantar

Aunque muy mal pero viene de acá.